Sin presupuesto para elecciones, el TSE ni siquiera ha podido capacitar a los ciudadanos que formarán los organismos electorales temporales.
Ricardo Larín
Exactamente 365 días separan la elección de marzo de 2018, donde los ciudadanos deberán acudir nuevamente a las urnas para elegir a 84 diputados -con sus respectivos suplentes- y 262 concejos municipales plurales.
No obstante, la cuenta regresiva ha iniciado para el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que todavía no cuenta con los recursos financieros necesarios para preparar el proceso que conlleva la logística del evento.
Los $39.9 millones que ha solicitado el organismo colegiado no han podido llegar aún y el Tribunal opera con presupuesto extraordinario propio, que no será suficiente para mover toda la maquinaria electoral.
Con el tema de los recortes en gasto corriente en la palestra pública, parece que en Hacienda no tienen la respuesta para dar fondos al TSE, y los partidos políticos ya iniciaron la presión para que se tengan estos fondos.
Todos estos aspectos dan la pauta para pensar, al igual que en el 2015, que podría existir un evento electoral atropellado, convulso y lleno de serias dudas. Y es que parece que se estuviese condenando las elecciones a un nuevo caos innecesario en la política nacional. Un caos que genera mayor polarización.
En primer lugar, la falta de presupuesto electoral no le permite al TSE capacitar a los Organismos Electorales Temporales (OET), que dada la sentencia de la Sala deberán ser ciudadanos sin vinculación partidaria, y que llevarán un proceso de aprendizaje para el desempeño en las mesas electorales.
Con el tiempo encima, la capacitación de estas personas -y ni siquiera el nombramiento- no se ha llevado a cabo, y según lo evidenciado en la elección del 2015, los miembros de mesas podrían desertar de sus puestos antes de contar los votos.
En segundo lugar, uno de los principales retos para el TSE será el de contratar un servicio de transmisión de datos profesional y eficiente, pues la última elección fue uno de los principales problemas.
La contratación de pequeñas empresas, con poca o nula experiencia en este ámbito, originó serios cuestionamientos a las contrataciones realizadas desde el organismo colegiado, y se evidenció la falta de experticia de estas empresas cuando todo el sistema de escrutinio preliminar falló.
Entre algunos montos revelados por el TSE dentro de los $39.9 millones se encuentran los $2,134,524.36 para publicidad, prensa y organización de eventos e infraestructura.
El organismo colegiado necesitaría $15,881,668.21 para organización y logística electoral y $48,698.20 para seguridad electoral.
Para la capacitación y logística de los OET el TSE ha destinado $7,763,707.22. En total, son $15 millones más los que requiere el organismo colegiado, en comparación al proceso de elecciones 2015.
La incertidumbre es si el presupuesto solicitado por el TSE llegará a tiempo para el desarrollo del Plan General de Elecciones. Con la crisis fiscal que impera en el país, el Ministerio de Hacienda seguirá amarrado a la espera de estos fondos.