Fitch Ratings considera que este es el principal problema por lo que el país ha bajado su calificación de riesgo.
Ricardo Larín
La calificadora de riesgos Fitch Ratings bajó la calificación de El Salvador a «B» (anteriormente era de B˖) y con ello pasa de situación «estable a negativa».
Como principal razón para este decrecimiento señala la polarización política, la falta de acuerdos entre los partidos políticos para solucionar la crisis fiscal que enfrenta el país.
Desde el año pasado, organismos calificadores como Standar & Poor´s y Moody´s han bajado la nota de El Salvador, tras las últimos meses de desacuerdos entre las principales fuerzas políticas del país.
Los bonos valen cada vez menos
Con la baja calificación, los bonos del Estado que emita el país valen menos y se pagan con mayor interés. Esto significa que al gobierno se le hará más difícil colocar los bonos. Por ejemplo, los aprobados en noviembre pasado por los diputados – $550 millones – hoy valen menos y serán más difíciles de colocar en el mercado bursátil.
Además, en mayo del año pasado se aprobaron $152 millones destinados para seguridad, de los cuales aún faltaba colocar $52 millones, según una petición de información realizada por la diputada Karla Hernández a la Corte de Cuentas de la República.
El secretario técnico de la Presidencia, Roberto Lorenzana, ya había advertido la dificultad que se tendría de colocar estos bonos en el mercado bursátil y «que sería hasta principios de este año que se lograrían colocar en el mercado de valores».
Con esta calificación, el gobierno deberá continuar con la búsqueda de acuerdos para aprobar el complemento de $650 millones en bonos. Con baja calificación y sin mesas de diálogo, al gobierno le urge encontrar los acuerdos políticos que le permitan financiar sus compromisos.