Aunque el conteo de votos por parte del Tribunal Supremo Electoral (TSE) siga de forma nebulosa y con algunos indicios de que la voluntad del electorado no será al final quién decida la conformación de la próxima legislatura; el gobierno del FMLN ha perdido la posibilidad de conformar mayoría calificada, o sea 56 diputados, aun ocupando a sus tradicionales aliados.
El gobierno de Salvador Sánchez Cerén necesita una correlación legislativa favorable durante los próximos tres años para poder ejecutar sus principales políticas de Estado. Algunas decisiones del gobierno necesitarán recursos provenientes de préstamos internacionales que requieren de al menos 56 votos en la Asamblea.
En el peor de los escenarios ARENA estaría ocupando 34 escaños; los suficientes para obligar a un escenario de negociación con el FMLN y con el gobierno. Igual panorama sucederá en la elección de los cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el fiscal general, el procurador nacional y el procurador de los derechos humanos.
Las elecciones de funcionarios de segundo grado también necesitan de 56 votos.
En los últimos tres años, el partido de gobierno FMLN siempre contó con los votos necesarios para alcanzar los 56 votos. A los votos del FMLN se unían a los diputados de GANA, PCN, PDC, CD y los cinco tránsfugas de ARENA.
Así eligieron a Ovidio Bonilla como presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), conformaron la Corte de Cuentas, e intentaron desmantelar la Sala de lo Constitucional del Órgano Judicial.
Aún hay salvadoreños que se preguntan por qué no concluyen el conteo de votos o por qué el proceso está siendo dilatado. Mientras, los partidos FMLN y GANA al perder la mayoría calificada, buscan como llegar juntos a los 43 escaños que representan la mayoría simple y de esa formar dominar, al menos, el legislativo en sus decisiones habituales de legislar, administrar y asignar los recursos y una buena cuota del poder político del país.