El diputado Juan José Martel, de Cambio Democrático, habló con Curul 85 sobre el escenario que se vive a pocos días de las elecciones, donde se elegirán a los funcionarios que conformarán la legislatura 2021-2024.
Martel considera que en estos tres años la Asamblea vivió dos momentos. El primero, en mayo de 2018, cuando la legislatura comienza, con un bloque de partidos dominantes integrado por ARENA, PCN y PDC. Que imponen con mayoría simple la conformación de la legislatura.
Luego, dice, las elecciones presidenciales golpean la Asamblea y crea una nueva configuración. En la que a esta correlación ARENA-PCN-PDC se incorpora el FMLN. Creando un bloque dominante que controla mayoría simple y calificada.
“Entonces el signo es preparar la confrontación desde el Legislativo con el Ejecutivo. Políticamente esos son los dos momentos”, dijo.
Asimismo, nos comenta su visión sobre el trabajo del actual presidente de la Asamblea, Mario Ponce, de quien considera presenta un “grave problema de personalidad”. Además, da su postura sobre la productividad del trabajo legislativo y el por qué no buscó la reelección, entre otros puntos.
Gabriel Recinos
¿Cómo califica el trabajo que ha hecho la actual legislatura?
La legislatura produjo muy poco. Porque como llega al final de un periodo presidencial, prácticamente las principales iniciativas del gobierno anterior ya estaban en desarrollo o se habían terminado las posibilidades de incidencia desde el Legislativo.
Por otro lado, con el inicio del nuevo gobierno, lo que se caracteriza es un alto nivel de confrontación. Y por otro lado, algo que marcó el periodo de la legislatura en un segundo momento es la llegada de la pandemia. Comenzó por tratar de buscarse un viso de colaboración y terminó incorporándose a la dinámica de confrontación.
Lo que hemos tenido son jornadas de trabajo largas con poca productividad. Y que además se aprueban cosas que se vetan y se van a la Sala. Y todo ese proceso ha empantanado la Asamblea.
Por otro lado, el conflicto interno la empantanó. Nunca se habían dado tantas interpelaciones. Ha habido una enorme cantidad de comisiones especiales. Ese diseño de comisión especial que se refiere a cosas de importancia fundamental para el país lo “chotiaron”. Hoy para todo quieren nombrar una comisión especial. Todo con un objetivo: obligar al ministro a que venga y hacer el show de que lo van a traer amarrado si no viene. Pero en realidad todos son actos que se pudieron haber desarrollado desde las comisiones ordinarias de trabajo de la Asamblea Legislativa.
Todo eso marcó una ruta en la que al final del periodo hay poca productividad. Y la Asamblea más bien terminó obstaculizando el esfuerzo del Ejecutivo en combatir la pandemia y en el resto de iniciativas que tenía para el país.
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¿Y dónde encaja en este escenario de confrontación el 9F?
Nadie ha hecho un análisis serio de lo que pasó el 9F. Todo empezó con una iniciativa del presidente de la República en el marco constitucional, donde solicitó a la Asamblea que se convocara a una plenaria urgente para la aprobación de uno de los créditos de seguridad. Era el momento en que se estaba comenzando a implementar el Plan Control Territorial, ya estaban los primeros resultados en cuanto al índice bajo de homicidios.
La Asamblea dijo no. Y eso llevó a un conflicto que se vinculó con presión ciudadana ese día. El presidente vino a la plenaria que él había convocado. Se hizo presente con un dispositivo de seguridad, del que hay mil discusiones sobre si era el adecuado o si hubo militarización.
Yo estuve ese día acá en la Asamblea. Vi y viví lo que pasó. Y lo que hubo fue un presidente que llegó, tomó la palabra, se dio cuenta que no había y que no habría quórum. Y por lo tanto, se retiró.
Lo que ha sucedido es que se ha creado una historia que llegó a manejarse incluso como un golpe de Estado fallido. Esos son los niveles de exageración que a la larga han quebrado aún más la dinámica que se vive en el país.
Cuando faltan 20 días para las elecciones, el montaje de una plenaria para conmemorar un fallido golpe de Estado, en el fondo es un acto electoral. Pero que polariza aún más el país. Porque los discursos que se oyen en la Asamblea son discursos de odio, de sonar tambores de guerra. No son discursos que busquen la unidad.
Después de que han insultado, gritado y mentido, hacen un llamado a la unidad. Eso no se vale. Entonces lo que tenemos es una dinámica que se ha complicado con la cercanía de las elecciones.
Se vislumbra una nueva interpelación, en esta ocasión para el ministro de Hacienda. ¿Cómo califica el trato que han dado algunos diputados a este tema?
El intento de interpelar al ministro de Hacienda fue resultado de la presión de los alcaldes sobre sus diputados. Quienes vinieron una plenaria a exigirles que tomaran medidas para que les dieran el dinero. En ese momento, los diputados, para congraciarse con los alcaldes, dieron encendidos discursos de apoyo, encendidos discursos de ataque al ministro de Hacienda. Y luego acordaron que había que interpelar al ministro. Casi querían hacer una interpelación exprés.
Entraron la pieza con dispensa de trámite, la incorporaron a Comisión Política, pidieron que se reuniera en el momento. La idea era no terminar la plenaria, que se reuniera Política, que acordaran la interpelación, regresar a la plenaria y acordar la interpelación. Era un proceso exprés para hacer espectáculo frente a sus alcaldes.
Pero la Comisión Política ya no tenía quórum. Luego el tema simplemente quedó en estudio quién sabe por cuánto tiempo. Los dirigentes de los partidos llegaron a la conclusión de que por ahora interpelar al ministro de Hacienda les trae más desventajas electorales que ventajas.
El problema de fondo es que el FODES es un recurso que tiene poca credibilidad y simpatía de la ciudadanía, que ha visto cómo importantes cantidades de dinero han llegado a las municipalidades y estas se han traducido en muchos casos en corrupción, burocracia y muy poco en obras que realmente contribuyen al desarrollo local.
En este escenario, ¿cuál es la valoración de las dos presidencias que ha tenido la actual legislatura?
Dividir la legislatura en dos presidentes fue resultado de la negociación que hubo en mayo de 2018 entre los dos bloques que conformaron la primera correlación: ARENA-PCN-PDC. PCN, como la segunda fuerza en importancia de ese bloque, pidió la presidencia.
En el fondo es la expresión de un acuerdo del mismo bloque dominante. Y que después se amplió con la llegada del FMLN. Pero algo importante es que la nueva presidencia tuvo la oportunidad de orientar de manera diferente la Asamblea Legislativa y no lo hizo.
No nos olvidemos que el presidente de la República comenzó a ser muy deferente con la Asamblea. Incluso invitó a Ponce a conversar a Casa Presidencial. Lo recibió con honores. Cosa que nunca un presidente de la República había hecho con un presidente de otro órgano del Estado.
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¿Qué diferencia existió para que el presidente Bukele hiciera ese trato con Mario Ponce y no con Norman Quijano?
Era la esperanza de ver si con la llegada de Mario Ponce era posible enderezar la relación con la Asamblea. Ver si era posible mejorar la situación. Porque lo recibió en el tono más amigable y respetuoso posible.
Pero creo que había decisión política de que no iba a haber acuerdos de amistad y que la línea era de confrontación con el Ejecutivo. Y en segundo lugar, una personalidad muy débil de Mario Ponce.
Mi impresión es que hubo un grave problema de personalidad. Si se oyeron rumores de que lo habían amenazado que le iban a quitar la presidencia. Fue una lástima porque la oportunidad se perdió. El país entró en una dinámica de confrontación que arrastró al presidente.
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¿Qué sucede en la Comisión ad hoc que estudia las reformas al sistema de pensiones? Ya van dos semanas que no sesionan por falta de quórum, esta semana no fue convocada…
Se llevó una propuesta para reducir la comisión que los trabajadores le pagan a las AFP. Y reducirla al punto de equilibrio, de manera que las AFP siempre tuvieran ganancias por los otros manejos que hacen. Pero que, en cuanto al punto de equilibrio, sirviera para beneficiar a los trabajadores.
La idea era que ese dinero que ya no le iba a entrar a las AFP sirviera para dos cosas: para aumentar la cuenta individual de los trabajadores y para integrarlo a la cuenta de garantía solidaria.
En esa lógica, el decreto estaba listo. Pero inexplicablemente lo detuvieron.
¿Quiénes?
En ese momento ARENA, FMLN y PDC. No quisieron que la decisión se tomara en ese momento.
El tema es dinero. Cuánto dinero les llega a las AFP. Pero inexplicablemente ellos decidieron que eso requería más estudio.
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¿Y por qué no sesionan? ¿Es intencional que no asistan los miembros de la comisión?
Hay varios problemas. Primero, si no hay sesión, felices los diputados que no quieren que el tema se vuelva a abordar. Y segundo, es esta dinámica de estar adelantando las plenarias.
Si las plenarias se pasan a miércoles, solo hay dos días de trabajo en comisiones. Y en esos hay que acomodar todas las comisiones de trabajo: las 20 permanentes, las especiales que se han inventado, las comisiones ad hoc, junta directiva. Entonces no es posible hacerlo en dos días.
¿Qué es lo que pasa? Pegan las comisiones unas con otras y uno no tiene la facultad de estar en dos comisiones al mismo tiempo. No tengo el don de la ubicuidad.
El sistema que se ha creado de pasar las plenarias a miércoles, amontonando las comisiones, está generando un grave problema de funcionamiento que vuelve todavía más ineficiente el trabajo legislativo.
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Al respecto, en enero el 75 % de las convocatorias de comisiones presentó suspensión o inasistencias…
Y a eso agreguemos comisiones que no se convocan. Las comisiones deberían reunirse al menos una vez a la semana. Eso es lo que está pasando: tres días de trabajo y cuatro de campaña.
Esto no es algo nuevo, ha sido una práctica desde pasadas legislaturas. ¿Cómo podría evitarse?
Creo que se debería modificar el reglamento. Lo lógico sería que el trabajo se desarrollara de lunes a jueves, y el viernes fuera la plenaria. De manera que el viernes, termina la jornada de la semana con la plenaria y los diputados se van a descansar. Pero han trabajado lunes, martes, miércoles y jueves. Eso les puede permitir atender con más tranquilidad las comisiones.
En segundo lugar, se debería exigir al diputado más tiempo de permanencia en la Asamblea. De manera que pueda atender demanda ciudadana desde acá. Creo que no son cosas difíciles de resolver si se tiene voluntad política.
Hablando sobre las próximas elecciones, ¿por qué no buscó la reelección?
Yo puse mi total disposición al partido de participar. Hace tres años el partido me rogó que asumiera la candidatura. Ellos sentían que si no se ganaba un diputado el partido iba a morir. Acepté el compromiso, logré ganar y el partido se salvó.
Ahora me dijeron “no, gracias, no necesitamos tu presencia, tenemos un excelente cuadro que va a entrar a trabajar”. Mi sorpresa fue que nombraron a Douglas Avilés, que parece ser la persona que ellos ya tenían de antemano decidido que me sustituiría.
Esto llevó a Cambio Democrático a la situación que tiene en este momento: no tiene ninguna posibilidad de ganar ningún diputado en el país. Y es probable que ni siquiera logre votos para incorporar regidores en los concejos municipales. Es una situación que la determinó el grupo que conduce el partido.
Los sondeos de opinión continúan reprobando el trabajo que hacen los diputados y la Asamblea…
Las encuestas tienen una consistencia lógica a lo largo del tiempo. Cuando uno ve que un fenómeno se está repitiendo a lo largo de muchos meses y años, ya no es una fotografía del momento, sino que un conjunto de fotografías que componen una película de la realidad nacional.
Lo que hay es un cansancio de la ciudadanía con los 30 años en que gobernaron dos partidos que no fueron sensibles a las necesidades de la ciudadanía. Por otra parte, está el desprestigio total del órgano que es el que tiene más facilidad para ser desprestigiado. La Asamblea, en todas partes del mundo, es el órgano de Estado que tiene menos prestigio. Pero acá ha llegado a niveles realmente bajos, porque su labor nunca fue de cooperación.
Creo que la Asamblea se habría recuperado un poco si hubiera demostrado que tenía genuino interés en llegar a algún tipo de acuerdo con el Ejecutivo. No implicaba que iban a hacer todo lo que el Ejecutivo les decía, pero que no iban a generar esta dinámica de total confrontación.
A la larga, la afectación cae en la Asamblea. La gente cuando ve del otro lado puede ver un gobierno que responde, pero ve un gobierno que trabaja. Y al Ejecutivo se le mide por los hechos. Mientras que al Legislativo se le mide por lo que habla y lo que construye a nivel de legislación.
Ahí es donde el fracaso de la Asamblea es total. Eso lleva a una visión de la necesidad de renovarla. Yo sí creo que habrá un cambio dramático en la correlación de fuerzas en el próximo periodo. Creo que van a ser reducidos a la irrelevancia tanto ARENA como el FMLN.
¿Qué será de Juan José Martel al terminar esta legislatura?
Seguiré activo en la vida política nacional. Ahora se hace política en todas partes. Antes era analista, llegué a ser parte de uno de los paneles más vistos en la televisión salvadoreña sobre análisis político. Ahí creo que tengo una canchita que se puede continuar desarrollando.