Jamila Raqib, directora ejecutiva del Instituto Albert Einstein, que promueve la libertad y la democracia a través de acciones pacíficas, fue una de las ponentes durante la pasada edición del College Freedom Forum at UFM.
Durante el evento, el más importante de América Latina sobre derechos humanos y libertad, Raqib habló sobre cómo se puede desarrollar un movimiento exitoso sin necesidad de emplear la violencia, y cómo estos pueden generar cambios que transcienden en el tiempo.
Curul 85 tuvo la oportunidad de conversar con esta activista afgana sobre su trabajo, su opinión acerca de los movimientos en América Latina, las diferencias entre las protestas pequeñas y masivas y su impacto en la sociedad.
Gabriel Recinos
Curul 85 (C85): Cuéntanos, ¿qué fue lo que encendió la idea en tu mente para convertirte en líder en la promoción de las protestas no violentas?
Jamila Raqib (JR): Nací en medio de una guerra violenta y sangrienta en la que millones de personas murieron. Tuvimos una invasión masiva de una superpotencia en contra de un país pequeño y subdesarrollado, donde un gran número de personas sufrió mucho. El costo de la violencia fue muy doloroso.
Pero en medio de todo esto, esa experiencia no me enseñó que la violencia es moralmente incorrecta; de hecho, y eso es lo que yo pienso, me enseñó que es necesaria. Todos sabemos que la violencia es horrible, pero constantemente la justificamos para emplearla en fines que consideramos buenos. Eso es lo que hacemos alrededor del mundo.
Esta fue la clase de mentalidad de la que saqué la idea de que la guerra y la violencia son terribles, pero también la opresión y la injusticia. Entonces, ¿qué deben hacer las personas? ¿Rendirse? ¿No hacer nada? Para muchas personas alrededor del mundo esa no es una opción. Puedes decirles que la violencia es moralmente incorrecta, que lidien con su situación opresiva. Ellos no lo encontrarán aceptable.
Entonces, apoyé el uso de violencia para propósitos de resistencia. No quitar los derechos de las personas, pero derechos que pensé necesitábamos defender.
CR85: Entonces, en qué momento cambió tu mentalidad y empezaste a promover el uso de protestas pacíficas…
JR: El Instituto Albert Einstein, en Boston, estaba contratando, vine y les dije: soy muy escéptica y realmente no creo en lo que hacen. Gene Sharp, mi jefe, colega y amigo, dijo, sabés, deberías conocer más acerca de lo que hacemos; pero el pensamiento es bueno, el pensamiento de que a veces debes actuar con fuerza.
Eso es realmente importante. No deberías de tener un sistema de creencias, este sistema a veces puede ser un obstáculo, bloqueándote de un pensamiento puro. Pero comprender que actuar con fuerza es necesario es una reflexión de cómo es el mundo, no de cómo queremos ser.
Ese fue un momento importante en el que dije ok, he estado equivocada sobre muchas cosas, como muchas personas en el mundo, pero puedo aprender algo diferente y darme cuenta que si puedo ayudar a desarrollar, a compartir esta mentalidad con personas que lo necesitan, talvez con personas que están en la misma situación en la que me encontraba, pueden llegar a pensar de una manera distinta.
CR85: En América Latina se tiene el concepto de que solo con protestas violentas y masivas se puede lograr un cambio. ¿Qué podemos hacer para cambiar esa mentalidad?
JR: Creo que eventos como este ayudan porque muestran que gente ordinaria, obviamente es extraordinaria. Como las personas especiales en este escenario. Ellos empezaron como tú o yo. Ellos reconocieron que tenían que hacer algo y actuaron, pero también usaron su mente. Creo que es inspirador.
Podemos aprender de estas historias, aprender cómo están haciendo esto otras personas en otras partes del mundo. Incluso podemos aprender sobre nuestra propia historia, como la historia de Guatemala, una poderosa revolución pacífica en los años cuarenta, otra unos años atrás.
Se debe preservar esa historia, no decir esto no resolvió los problemas en nuestra sociedad, entonces no debimos haberlo hecho o no funcionó. De hecho, fue muy poderoso e importante y alcanzó el objetivo. Creo que un pensamiento y entendimiento claro sobre esta técnica, más conocimiento, es muy poderoso.
Luego, algo práctico que pueden hacer es organizar pequeños grupos. No tienen que ser movimientos de cientos de personas. Talvez pueden ser cinco personas y ahí es donde inicias. Y tomar acción un día. Y eso puede ayudar a construir la confianza de que puedes hacer algo con tu grupo y luego, al siguiente día, puedes hacer algo más.
Entonces, creo que esta idea de que poco a poco, fortaleciendo a las personas, no solo atacando el sistema con el cual estamos en desacuerdo, pero creando algo real, colocando este sistema primero, ahí es cuando las protestas pacíficas funcionan bien, cuando las personas dan ese paso, el cual muchos alrededor del mundo están omitiendo. Eso creo es la pieza principal de todo esto.
CR85: Entonces, la clave del impacto de las protestas pacíficas radica en tener claro el objetivo. ¿En algún momento has visto alguna diferencia en los resultados de realizar una protesta pacífica o violenta?
JR: Sí. Existen muchos ejemplos alrededor del mundo, importantes estudios donde las personas han visto cientos de casos de resistencias, violentas y pacíficas, en los últimos cien años, y encontraron que alrededor del 53% de los movimientos pacíficos fueron exitosos y los violentos, solo el 22%. Esta no es mi opinión, son hechos históricos que nuestra sociedad ignora. Que la violencia regularmente no funciona, que toma mucho tiempo. No es solo que tuvo un costo horrible para la población, sino que las personas no alcanzaron el objetivo que querían.
Las protestas pacíficas han sido realmente exitosas en las revoluciones en el este de Europa, Serbia, el movimiento del Apartheid. Necesitamos traer estas historias. Hay muchos ejemplos de gran efectividad.
Cuando las personas utilizan la no violencia no lo hacen porque es lo correcto, porque es moral o bueno. Lo hacen porque creen que funciona.
CR85: ¿Qué pasos debemos seguir en América Latina para obtener éxito al ejecutar manifestaciones pacíficas?
JR: Primero, creo que reconocer sus debilidades. Es básicamente un análisis de dónde son fuertes y dónde son débiles, y cómo podemos superar esa brecha, empoderar a las personas, debilitar a los oponentes.
Esta clase de análisis es muy importante y requiere un estudio cuidadoso. Necesita ser planeado y llevado a cabo por un grupo de personas realmente comprometido y que comprenda cómo funciona esta técnica. Aprender de la historia, no cometer el mismo error una y otra vez.
Me gustaría tener una fórmula que pudiera ser seguida, pero ese no es el mundo en el que vivimos.
CR85: Para ti, ¿cuál tipo de protesta es más poderosa y efectiva?
JR: Depende de lo que quieras hacer. Si estás lidiando con un empleador, querrás usar métodos económicos, realizar huelgas laborales, emplear diferentes vías para, por ejemplo, aumentar los salarios o los derechos de los trabajadores. No querrás, por ejemplo, convocar a una huelga general cuando no sabes si cuentas con el apoyo de la población.
En Estados Unidos esto sucedió unas semanas atrás, en las marchas de mujeres en contra de la administración. Nadie esperaba cientos de miles de personas en las calles. Hubo un desplazamiento masivo de personas realmente molestas, preocupadas, personas que querían un cambio, asegurarse de que la situación no se tornaría peor.
Se sorprendieron mucho por su éxito. Pensaron, ok, tenemos mucho apoyo de la población, hagamos algo más fuerte la próxima vez, por qué no hacer una manifestación general. Lo hicieron y no funcionó porque a ese punto por qué las personas participarían en una marcha masiva cuando incluso ellos no sabían por qué lo estaban haciendo, era riesgoso, podían ser despedidos, no conocían el objetivo.
Los movimientos necesitan ser muy claros, conocer cuál es el objetivo y cómo se alcanzará. Y demostrar a las personas que las acciones en las que participarán, que a veces son riesgosas, serán efectivas. Hay varios métodos muy efectivos dependiendo del tiempo.
En Guatemala o El Salvador puede ser que actualmente no están suficientemente organizados, no son suficientemente fuertes. Tienen que trabajar en fortalecerse ustedes mismos, en traer más personas al movimiento. No van a pedir enfrentar al gobierno, harán acciones que eliminen las barreras hacia las protestas pacíficas. Querrán hacer que las personas piensen que es interesante, que van a unirse a algo que tiene la posibilidad de ser exitoso. Esas son acciones que pueden hacer al inicio de los movimientos: convencer a las personas de que tu movimiento tiene una posibilidad de ganar.
CR85: ¿Qué es más poderoso para cambiar la percepción de la sociedad sobre un tema: un pequeño grupo con ideas claras o un grupo grande sin idea alguna?
JR: Creo que un pequeño grupo con gente comprometida, al menos al principio. Porque hay casos donde grandes movimientos muestran que están molestos y eso conduce a las personas a creer que el movimiento es fuerte y atraerá más personas a unirse y luego se distraen.
Pero en algunos lugares, especialmente en Estados Unidos, no estamos enfrentándonos a tanques, no sabemos qué pasará en el futuro, pero ahora no vas a ser asesinado. El precio de salir a la calle con una pancarta no es alto. Pero en algunos lugares lo es, lugares donde una protesta es criminalizada, donde puedes ir a la cárcel por estar en la calle pidiendo cambios.
Creo que va a variar si tienes millones de personas en Estados Unidos o incluso acá, donde un alto nivel de represión no es posible contra personas pacíficas. El sistema está hecho para prevenir que el gobierno emplee municiones en contra de personas ordinarias. El costo es muy bajo, pero luego la posibilidad de un cambio es también baja, porque las personas salen a las calles, se sienten bien, vuelven a casa. Nada cambia.
Los números son muy importantes para la participación, no para la demostración. Tú puedes participar en muchas y poderosas formas sin ir a las calles, Talvez ese no es el rol para todos. Pero quizá lo que puedes hacer es estropear cosas constantemente en pequeñas maneras, haciendo difícil la operación del sistema. Tenemos mucho de esto sucediendo en el mundo.
La participación y los números son importantes, pero creo que la calidad de la participación es más importante que la cantidad. Porque puede haber un gran número de personas participando y puedes ver ejemplos de cómo la violencia estalla cuando es un grupo enorme y no tienen idea de cómo manejar esa cantidad de gente. ¿Cómo manejas cientos de miles de personas sin liderazgo?
Sin eso, estos movimientos descentralizados pueden ir por el camino incorrecto rápidamente.