domingo, 24 de noviembre de 2024
20240920_mh_amnistia_fiscal_728x90
20240813_lechematerna_728x91
20240701_vacunacion_300x250
20231124_etesal_728x90_1
20230816_dgs_728x90
20230601_agenda_primera_infancia_728X90
domfuturo_netview-728x90
20240604_dom_728x90
DOM AENOR
  • 27
  • May 2016
Opiniones

«Los impuestos, ¿culpa de quién?»

En los últimos días, algunos funcionarios hablaban de crear nuevos impuestos si no se conseguía la aprobación de los $152 millones para seguridad. Esto me hace recordar que en septiembre del año pasado, Eugenio Chicas advirtió: “Países como el nuestro necesitan una cultura tributaria… Sería un paso importante discutir cómo hacer llegar más ingresos al Estado a través de diferentes tributos”.

El Estado nació con la idea de ser un árbitro, para evitar que entre individuos violáramos los derechos individuales de otros: vida, libertad y propiedad. Para evitar que nos matáramos y que nos robáramos. Esa es la razón de ser del Estado. Sin embargo, se ha tomado atribuciones que no le corresponden.

Los impuestos no son una novedad, existen desde el nacimiento del Estado porque es una de las formas de financiar este ente de coacción. A medida que aumentan los problemas sociales, empeoran las necesidades políticas, siendo estos problemas una consecuencia de su deficiencia como “servidor público”. ¿No es la seguridad parte de sus funciones vitales en la defensa de vida, libertad y propiedad?

El problema es que los recursos necesarios para financiar las funciones por las que fueron creadas, son pasadas a segundo plano, porque ellos aseguran que hay otras cosas que resolver como salud, educación, alimentación, vivienda, etc. Y muchos de nosotros justificamos tanta carga tributaria al considerar que en efecto el Estado debe cubrir esas áreas, cuando no debería hacerlo.

Lo irónico es que el Estado está para velar que nadie nos robe, pero los impuestos son una forma legal de robar, expoliación legal dirían Bastiat. Los impuestos son un robo simplemente porque son imposición, nos obligan a hacerlo y de no cumplir con ello recibimos un castigo, somos forzados a dar. No es una decisión voluntaria. No se acopla a nuestro presupuesto, se basa en el de ellos. Una de las funciones básicas del Estado es proteger la propiedad de las personas no saquearla ¿A través de los impuestos cómo cuidan nuestra propiedad? ¡En realidad la expropian!

Dentro de la “lógica” de que existan cada vez más impuestos estamos incluidos como ciudadanos, y tenemos una enorme culpa, porque seguimos invitando al Estado a incorporarse en diversas actividades. “Hagan una ley para…” “El Estado debería…” cada vez que decimos eso, que parece algo común, hacemos que ellos se sientan en la libertad de entrometerse en algo por lo que no han sido creados, y le damos la pauta para crear instituciones a su cargo que necesitan financiamiento.

Entre más demos, más pediremos y entre más exigimos más dinero necesitan el Estado para “cumplirnos”. Un círculo vicioso, una cadena de robos que no termina. Cada vez que se crea un impuesto nuevo, es porque aparentemente existe una necesidad “nueva” en la que el Estado debe intervenir. ¿Quién le da la pauta? Lastimosamente nosotros.

No hay que olvidar que, aparte de todo, los impuestos son el fondo de los funcionarios. Ese cheque en blanco que utilizan para todo tipo de cosas, menos para resolver problemas. Porque el objetivo al final de cuentas no está centrado en resolver problemas, está centrado en crecer.

Pero, la solución está en nosotros, en evitar que sigan metiéndose en asuntos que no les competen y obligarlos a que resuelvan las actividades por las que sí que han sido creadas. De lo contrario, el problema no es solo que sigan robándonos; es que entre más crezcan, entre más atribuciones se tomen y los tengamos más adentro de nuestras casas, nuestra libertad estará en peligro.

Sandra Cárcamo Columnista de Curul 85

Curul85