Un usuario de transporte narró para Curul 85 las peripecias que afrontó para abordar el Sistema de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador (SITRAMSS) en su primer día de prueba piloto con pasajeros.
8:00 a.m. ¿Es gratis la carrera verdad?
A nadie le regalan el transporte hoy en día. Y me detuve en Soyapango y estaba a escasos metros de la primera terminal del SITRAMSS. Pensé ¿Por qué no? Dicen que son buses modernos, con asientos cómodos, y buen servicio, no como en los que viajo todos los días, donde la semana pasada dejé un pantalón, gracias a que lo trabé en una «lata» de esas.
¿Por qué no? Me puedo ir sentado y con la seguridad de que puedo utilizar mi celular sin que nadie me lo va a arrebatar, me imagino iremos más que seguros. Además del fuerte dispositivo de agentes de tránsito que ya custodian a lo largo de todo el bulevar del ejército. No pierdo nada. Vamos a ver…
8:45 a.m. ¿Y entonces, a qué hora?
Mucha gente, al igual que yo, esperamos abordar la unidad «articulada», pero no salió a la hora. La terminal que hicieron improvisada para esperar el transbordo parece que no podrá soportar tanto peso de la gente. Mi sorpresa es ver a funcionarios dando discursos. Pensé que nos ahorraríamos estas cosas, pero ya veo que les «encanta salir en la foto». Esto genera un atraso que para muchos es demasiado.
Algunos se cruzan la calle, temerariamente. Abordarán la 41-C, la 29, la 7 y cualquier otra ruta que los conduzca a sus trabajos. Sigo dando el beneficio de la duda. Me voy a esperar un rato más, pues cuento con el tiempo suficiente para llegar a mi trabajo.
9:15 a.m. No me dijeron que tenía que utilizar una tarjeta.
Es tarde, y los buses se alistan para partir. Toda la gente quiere abordar el bus, pero un momento después…¡Sorpresa! La tarjeta SUBES es indispensable para subirse al bus. No la tengo, y me parece injusto que obliguen al usuario a utilizar una tarjeta. Además yo pagaré mi pasaje con monedas, tiene el mismo valor que una tarjeta impuesta.
Al final deciden que con tarjeta o sin tarjeta, nos vamos en el «acordeón». Pero que hay demasiada gente y los medios de comunicación ya están listos también para el acontecimiento.
El bus está lleno. Me toco irme de pie. No esperaba que al final iría nuevamente de pie en el transporte, tal y como lo hago todos los días. No puedo protestar porque yo decidí abordar esta unidad, ni modo, pero yo esperaba un mejor servicio.
9:40 a.m. Voy tarde… estoy en problemas
Desde Soyapango hasta el Hospital Médico Quirúrgico hemos hecho media hora. ¡Increíble! La puerta de la unidad se averió y en cada estación había que parar cinco minutos al menos, porque la gente no podía bajar. Estoy molesto, porque pensé que sería más rápido y eficiente. Solo espero que mi jefe no haya llegado aún a la oficina, o si no…
Además, algunos conductores nos gritan: ¡Paguen bus, tacaños! Y pienso que algo de razón tienen. El bus llega hasta el hospital, tengo que caminar (¡Correr!) cinco cuadras hasta abordar mi otro bus, me arrepiento de haber «experimentado» con el SITRAMSS.
10:20 a.m. Me «cayó» el descuento
No hay duda alguna, solo a mí me pasan estas cosas. Llegué tarde al trabajo y mi jefe ya me estaba esperando, para decirme un par de cosas, me excusé diciéndole que abordé el SITRAMSS para llegar al trabajo. Se rió de mí. «No andés inventando», me dijo. Y tiene razón. No tendría por qué haber intentado darle el beneficio de la duda a un proyecto que no camina bien. Además, dicen que va a costar más de $0.20 centavos… ¡No gracias!